Los productos ecológicos, aquellos que no han sido tratados con productos químicos artificiales, están en auge. El consumidor busca la etiqueta que certifica que un alimento no ha crecido en tierra abonada con fertilizantes químicos ni ha sido tratado con pesticidas, y cada vez son más los agricultores que se adaptan a la demanda. Los operadores ecológicos llegaron a 3.200 el último año, lo que supone un crecimiento de un 7,4%. A su vez, ha incrementado el volumen de negocio, un 38% en 2016, y se sitúa en los 401 millones de euros, según los datos del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica (CCPAE).

La producción ecológica está en crecimiento constante porque cada vez hay más clientes que la reclaman”, explica Neus Ferrete, subdirectora del Departamento de Agricultura de la Generalitat. “Sabemos que abastecer a toda la población con productos ecológicos es imposible, porque se necesitan muchas hectáreas de terreno y más mano de obra”, admite Ferrete, “pero en Cataluña queda mucho camino por recorrer y es bueno que haya una alternativa al consumo habitual”.

La diversificación del sector ecológico se percibe en la distribución de las tierras según los usos. En total, la superficie de producción ecológica creció en 2016 un 21,1% respecto al año anterior, con lo que se llegó a más de 170.000 hectáreas dedicadas a esta actividad. Dos terceras partes de esta extensión son pastos para la alimentación del ganado de producción ecológica. De la superficie destinada a los cultivos, casi el 40% corresponde a viñedos ecológicos; un 23% a olivos; un 16% a cereales y legumbres; y un 8% de la superficie se dedica al barbecho.

Aunque las hectáreas destinadas a fruta ecológica representan solo un 3% del total, es el cultivo que más ha incrementado, un 38,8% respecto al año anterior. Una de las empresas veteranas en la fruta ecológica es Germans Coll, en el Pla d’Urgell, que produce al año unas 500 toneladas de fruta. “Tenemos manzanas y peras ecológicas, y algo de ciruelo, membrillo y viña”, explica Jesús, que relata cómo hace casi veinte años los Coll decidieron pasarse a los productos ecológicos.

“Seguimos los pasos de nuestro hermano mayor, uno de los primeros en trabajar en agricultura ecológica hace cuarenta años”, añade. “Nuestros productos no son los más efectivos, pero es la opción que hemos tomado, más respetuosa con el medio ambiente”, concluye el productor, y recuerda que, además de aumentar la demanda, también cada vez son más los agricultores que se suman a este tipo de actividad.

No solo aumenta el sector con la agricultura, sino que también crecen los operadores de ganadería. Sobre el total de esta actividad dominan los operadores de bovino de carne, con un 51%. La carne ecológica, el producto más demandado, se completa con carne de oveja (13%) y de cabra (10%). El Departamento de Agricultura, el de Territorio y el de Educación, junto con la Agencia Catalana de Consumo, tienen en marcha un programa de Fomento de la producción agroalimentaria ecológica para el periodo 2015-2017.

“Promocionamos las marcas de calidad, con la certificación ecológica, tanto por sus trabajos en producción, innovación, consumo y comunicación”, detalla Ferrete. El programa, por ejemplo, se alía con las facultades de agronomía para dar ayudas de hasta 100.000 euros al año a proyectos que desarrollen sectores estratégicos. Uno de ellos es el de la avicultura y los huevos ecológicos, un producto muy visible en los supermercados pero que apenas tiene promoción. “Es un sector en el que hay mucha demanda pero que solo representa el 3% de los productores”, concluye Ferrete.

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