La reducción en el uso de pesticidas y herbicidas que conlleva el uso de transgénicos se ha traducido en beneficios medioambientales.
La resistencia de los transgénicos a ciertos herbicidas está causando “un problema agrícola de primera magnitud”, ya que está provocando que otras plantas e insectos hayan desarrollado inmunidad.
1. ¿Qué son los organismos modificados genéticamente?
Tal y como han sido definidos por la Organización Mundial de la Salud, este tipo de organismos, ya sean plantas, animales o microorganismos, son aquellos en los que su material genético ha sido modificado artificialmente. Mediante técnicas de ingeniería genética, es posible seleccionar genes individuales de un organismo y transferirlos a otro para obtener unas características particulares. Por ejemplo, en 1986, la empresa Monsanto creó la primera planta genéticamente modificada, una variedad de tabaco a la que se añadió un gen de resistencia a un antibiótico.
Es importante señalar que la línea que diferencia los alimentos transgénicos de los que no lo son es cada vez más difusa, debido al refinamiento de las técnicas de ingeniería genética. Según varios investigadores, en pocos años estos organismos serán indistinguibles.
2. ¿Son seguros para el consumo humano?
Los que se han aprobado, sí. Existe un amplio consenso científico sobre la seguridad de los OMG que se encuentran actualmente en el mercado. En la mayor revisión de estudios científicos realizados sobre el impacto de estos productos, publicada en mayo por la Academia Nacional de Ciencias de EEUU (ANC), los investigadores concluyeron queno hay ni una sola prueba de que los transgénicos tengan un impacto negativo en la salud de las personas.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS), como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) se han pronunciado sobre estos alimentos, indicando que “no se han observado daños al medio ambiente ni a la salud en ninguna parte del mundo”. Pero la OMS precisa que “los alimentos modificados genéticamente deben ser evaluados caso por caso”, ya que “no es posible hacer afirmaciones generales sobre su seguridad”.
Otras organizaciones científicas como la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia o la Asociación Médica Americana confirman la seguridad de esta tecnología, mientras que la Comisión Europea ha financiado más de 120 proyectos de investigación sobre la seguridad de los cultivos transgénicos y no ha encontrado ningún riesgo asociado a este tipo de productos.
3. ¿Por qué se opone Greenpeace?
Pese al gran número de estudios, la organización ecologista niega que haya consenso científico y considera que esta tecnología “es propensa a generar efectos inesperados e imprevisibles”, además de asegurar que “no existen programas de seguimiento medioambiental y de salud a largo plazo”.
4. ¿Qué organismos verifican su seguridad?
En cada país existe un organismo encargado de regular y autorizar los productos para consumo humano, independientemente de su origen. En EEUU esta la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), mientras que la equivalente en Europa es la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). En España, al igual que en otros estados, existe una ley específica que regula estos productos.
5. ¿Son dañinos para el medio ambiente?
Una de las principales objeciones a los transgénicos se ha centrado en el posible impacto sobre el medio ambiente, a través de la contaminación genética o por si pueden afectar o limitar de algún modo la biodiversidad. Sin embargo, el informe publicado por la ANC considera que no existen pruebas de que causen problemas medioambientales. Además, muchos cultivos transgénicos son estériles y, por lo tanto, incapaces de cruzarse.
Sin embargo, el estudio publicado por la ANC reconoce que la resistencia de los transgénicos a ciertos herbicidas está causando “un problema agrícola de primera magnitud”. Según las conclusiones del informe, esta resistencia está provocando que otras plantas e insectos hayan desarrollado inmunidad a los herbicidas que se usan en los campos de transgénicos, pero aclara que esto sucede en los lugares donde no se siguen los protocolos de seguridad.
6. ¿Se utilizan más herbicidas tóxicos?
No. Precisamente uno de los objetivos de algunos de los productos transgénicos que hay en el mercado es reducir el uso de pesticidas. A este respecto, la FAO concluye que “la reducción en el uso de pesticidas y herbicidas que conlleva el uso de transgénicos se ha traducido en beneficios medioambientales y para la salud de los trabajadores del campo”.
7. ¿Y el glifosato?
El glifosato es un herbicida que se popularizó tras la introducción en el mercado de cultivos que habían sido modificados genéticamente para ser inmunes a él, de forma que es posible rociar el herbicida directamente sobre los cultivos. Una de las ventajas de la utilización de este producto es que presenta una toxicidad muy baja, mucho menor que otros productos ampliamente utilizados hasta entonces. Sin embargo, tal y como señala el estudio de la ANC, la utilización masiva de glifosato en algunas regiones ha provocado la aparición de malas hierbas resistentes a este herbicida.
Además, el glifosato ha sido clasificado recientemente como “probablemente cancerígeno” por parte de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés). Una decisión que está aún bajo debate científico.
8. ¿Benefician o perjudican a los agricultores?
Este es uno de los temas más complejos de abordar. El análisis realizado por la ANC indica que los transgénicos han generado ganancias para muchos agricultores, aunque concluye que no hay pruebas suficientes que demuestren que la producción de soja, algodón y maíz haya mejorado significativamente desde la introducción de los OMG.
Otro de los temas comúnmente abordados por los críticos de los transgénicos es el de los derechos de propiedad intelectual sobre los OMG y su posible impacto sobre los derechos de los agricultores. Este debate aún continúa abierto, aunque no es exclusivo de los OMG, puesto que todas las grandes compañías del sector poseen semillas patentadas que no son transgénicas. Los posibles problemas de la monopolización de patentes también se dan en otros ámbitos en los que hay debates abiertos, como la medicina y la farmacología.
9. ¿Cuántos transgénicos se cultivan en el mundo?
Desde 1996 se han aprobado y comercializado más de 10 cultivos transgénicos en todo el mundo, aunque actualmente en el mercado solo hay unas pocas variedades de maíz, soja y algodón, que se han desarrollado para ser resistentes a los herbicidas o repeler a algunos insectos.
Según los datos ofrecidos por el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas, la superficie plantada con semillas transgénicas es de 179,7 millones de hectáreas, algo más de una décima parte de las tierras agrícolas del mundo. De toda esta superficie, el 90% se encuentra en tan solo cinco países: EEUU, Brasil, Argentina, India y Canadá. Europa sigue siendo el principal centro de oposición a los transgénicos y actualmente solo se cultiva el maíz MON 810, de Monsanto.
10. ¿Y en España?
España es, con 107.000 hectáreas, el principal centro de cultivo de transgénicos en la UE, donde solo se cultivan unas 120.000 hectáreas. Este cálculo se hace de forma indirecta, algo que ha sido criticado por diversas organizaciones ecologistas, que consideran que es una forma de hacer creer que los transgénicos son un mercado al alza.
11. ¿Qué impacto tienen las campañas antitransgénicos?
Es difícil valorar el impacto real de las campañas como las de Greenpeace, pero la realidad es que el mensaje ha calado en la sociedad, hasta el punto de que muchas compañías empiezan a hacer publicidad declarando que algunos de sus productos están libres de transgénicos. Se ha cuestionado la validez de las evaluaciones, tanto en relación a los riegos para la salud de los consumidores como para el medio ambiente, concentrándose principalmente en los efectos a largo plazo.
Según la OMS, la confianza de los consumidores en la seguridad de los suministros de alimentos en Europa ha disminuido significativamente “como resultado de una cantidad de sobresaltos alimentarios que tuvieron lugar en la segunda mitad de los 90 que no estuvieron relacionados con los OMG”.
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