La agricultura de precisión planea desde hace algunos años sobre agricultores y emprendedores. El uso de datos y tecnologías de última generación promete cambiar para siempre el futuro de las explotaciones agrícolas. Una de sus aplicaciones más reales, el uso de drones para agricultura, está cambiando ya los métodos de trabajo y manejo de cultivos de medio mundo.

En los próximos años, veremos cada vez más aeronaves no tripuladas (conocidas técnicamente como UAV y popularmente como drones) sobrevolando terrenos agrícolas. Durante 2017, se estima que se venderán unos 20 millones de drones en todo el mundo, un tercio de los cuales se destinará a trabajos industriales y agrícolas. En España, hay ya 1.800 pilotos certificados y el número no deja de crecer. México representa ya el 5% de una industria global en 127,000 millones de dólares.

El uso de drones para agricultura será también una realidad en la campaña agrícola 2017. Estos son algunos de los casos en los que los agricultores ya están utilizando los UAV como herramienta en lo más alto del cielo.

Así se usan ya los drones para agricultura

En los próximos años, se espera un crecimiento exponencial del uso de aeronaves no tripuladas en los campos. Algunas de sus aplicaciones llevan ya décadas desarrollándose.

Fumigación de precisión en el campo

Uno de los problemas a los que se enfrenta el agricultor es el uso efectivo de plaguicidas y pesticidas. Su malgasto tiene, además de consecuencias medioambientales, consecuencias para el bolsillo. Desde hace algunos años, los drones han traído precisión y ahorro de costes a una de las actividades más esenciales del sector agrícola.

Ya en los años 80, en Japón, Yamaha diseñó una aeronave de control remoto para hacer más eficiente la fumigación y, al mismo tiempo, atraer a las generaciones más jóvenes hacia la agricultura. Tras años de desarrollo, hoy la compañía cuenta con 2.500 drones sobrevolando los campos de Japón. Y más de 7.000 agricultores nipones confían en esta tecnología para reducir costes y ser más precisos en sus trabajos.

Mediante el uso de este y otros modelos de drones, el agricultor puede conocer con precisión y de forma rápida las zonas del cultivo que necesitan fumigación. A continuación, se traza la ruta y el propio dron, equipado con pesticidas y/o plaguicidas, se encarga de fumigar sobre zonas, e incluso plantas, concretas.

Índice de vigor con drones para agricultura de precisión

Cuanto mayor es la extensión de los cultivos, más complicado es su control. Los métodos tradicionales, como la inspección ocular directa, son lentos y no son aplicables a grandes extensiones. Otros más modernos, como la utilización de sensores de suelo, elevan los costes de producción. Sin embargo, con un dron equipado con la tecnología necesaria y el software adecuado, es posible calcular diferentes tipos de mapas que son representativos del tipo de suelo o el estado metabólico de la planta, reduciendo costes y aumentando la productividad.

Gracias al uso de cámaras infrarrojas montadas sobre drones para agricultura, se puede elaborar de forma rápida un índice de vigor, un mapa en el que se recoge la luz que reflejan las plantas y que habla de su salud. Si la planta está sana y realiza la fotosíntesis de forma adecuada, refleja ciertas zonas del espectro de luz. Si, por el contrario, está estresada, estos valores cambian.

Tras un vuelo que durará más o menos en función de la extensión del terreno, las imágenes tomadas por la cámara del dron se procesan con un software para elaborar los mapas de índice de vigor. Plataformas como el que ha desarrollado la compañía española Aerial Insights (http://www.aerial-insights.co/blog/conoce-aerial-insights-generar-mapas-drones/) y que ya son aplicables a casos reales de uso de drones para agricultura.

Uno de los sectores agrícolas que más ha apostado recientemente por esta tecnología es la viticultura. Por ejemplo, en España, algunas bodegas de la Ribera del Duero sobrevuelan ya sus plantaciones con drones en busca de información concreta sobre las vides que, hasta ahora, era muy complicado conseguir.

Drones para detección de plagas y malas hierbas.

El trabajo del agricultor, al desarrollarse en temporadas anuales, requiere una gran labor de monitorización y prevención. Adelantarse a las plagas e infestaciones antes de que se extiendan es fundamental para evitar grandes pérdidas de dinero o, incluso, que la cosecha al completo se eche a perder.

El control en tiempo real de las plantaciones ha sido, hasta ahora, algo complejo, que requería de personal de campo que estuviese siempre pendiente del terreno agrícola. Y aun así, en ocasiones, la detección de la plaga llegaba demasiado tarde.

Sin salirnos del sector de la viticultura, algunas bodegas españolas trabajan ya con drones para la detección temprana de plagas de grama, una mala hierba perenne de difícil control. Gracias a las aeronaves no tripuladas, los viticultores pueden detectar las zonas problemáticas de forma temprana, concentrar sus esfuerzos y evitar que la infestación afecte a extensiones mayores del cultivo.

Peritaje e inventario de terrenos de cultivo.

En función de la zona de cultivo, varía la extensión de las fincas y el uso que el agricultor hace de ellas. Mientras el minifundio es algo habitual en zonas del norte de España, como Galicia, los latifundios son comunes en otras áreas. Un caso bien conocido es, probablemente, el de los olivares del sur de Europa.

Solo en Andalucía, existen más de un millón y medio de hectáreas dedicadas a la aceituna. Contabilizar las plantas para, por ejemplo, el control de las subvenciones agrícolas o realizar peritajes, es algo complicado y costoso ante extensiones tan grandes de terreno.

Precisamente en el sur de la península Ibérica, donde se produce aproximadamente un tercio del aceite de oliva de toda la Unión Europea, se están implementando sistemas de drones para agricultura destinados al control de grandes plantaciones, el inventariado de cultivos, la gestión de las ayudas públicas y la eliminación del fraude.

Y así se usarán en el futuro

El uso de drones para agricultura es un campo de futuro, en el que todavía hay mucho espacio para el crecimiento y el desarrollo. En los próximos años, sin irnos a un futuro muy lejano, llegarán algunas aplicaciones que cambiarán aún más la industria agrícola.

Teledección automatizada con drones para agricultura

De momento, con el marco legal y el desarrollo tecnológico actual, los drones permiten un ahorro de costes importante en multitud de casos reales. Sin embargo, el uso de personal humano sigue siendo imprescindible.

En los próximos años, se vivirá un importante aumento de la automatización. Las mismas aplicaciones que se han señalado antes, como teledetección de plagas, fumigación o monitorización del cultivo, se podrán hacer de forma automática. Es decir, el dron volará y recogerá todos los datos sin apenas intervención humana y estos datos se transformarán en informes para los agricultores y los ingenieros agrónomos a través de software inteligente.

Asistencia a la polinización

La reducción de la población mundial de abejas ha traído de cabeza a agricultores e investigadores durante los últimos años. Mientras se investigan las causas detrás de estas muertes masivas, se trabaja también en soluciones alternativas para apoyar a estos insectos en una de las tareas más importantes para el planeta: la polinización.

En la Universidad Tecnológica de Varsovia, en Polonia, trabajan ya con drones abeja que probarán durante la campaña agrícola de este año. Las primeras versiones comerciales de este insecto electrónico podrían llegar en dos o tres años.

La irrupción de las aeronaves no tripuladas en el sector agrícola parece algo irremediable. En algunos años, el uso de drones para agricultura parecerá algo tan común como una cosechadora o un sistema de riego automatizado. Y como con todo desarrollo tecnológico, lo mejor está, probablemente, por llegar.

FUENTE: Juan F. Samaniego